Un Harry el Sucio, guapo y poco rudo.
Nos encontramos ante de las mejores películas de Steven McQueen. Un policíaco de acción que marcaría el devenir de los siguientes años, de como realizar una película trepidante, apasionante y quizás con una de las persecuciones de coche mas mítica de la historia por las calles de San Francisco, cuyo protagonista no es otro que el propio McQueen, un gran amante de la velocidad.
Un ambicioso político de San Francisco le encarga a Frank Bullitt la vigilancia de un testigo clave en una investigación relacionada con Chicago y que esta relacionada con la actividad criminal. Como no, no acaba demasiado bien esta vigilancia, pero el Detective Bullitt decide investigar por su cuenta ante la negativa del político.
McQueen aguanta casi toda la película sobre sus espaldas por el carisma y la clase que desprende. Le da replica el gran Robert Vaughn en el papel del Político de San Francisco.
La película ganó un Oscar al mejor montaje, y se nota ya que la historia nos cuenta en cada momento, cada cosa necesaria para ir desengranando una gran historia, mejor contada y mejor aun interpretada.
3 años después Harry el Sucio cogería toda la historia de Bullitt, y la transformaría a la medida de Estwood y a su policía con malos modos, casi lo opuesta a McQueen.
La Nota: Un 9 bien merecido
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